jueves, 12 de febrero de 2009

Informe Pisa y las lagunas de la LOE en la alfabetización digital

Recibimos con notorio júbilo la noticia de que España figura entre los países que participarán en la evaluación de la competencia digital del alumnado de las pruebas PISA que tendrá lugar en los meses de abril-mayo, si bien los resultados no se harán públicos hasta finales del próximo año.

Extraigo del artículo "La era digital llega al informe Pisa" recientemente publicado en El País una síntesis de la definición de esta competencia por parte del director del Informe, Andreas Schleicher:

"acceder, manejar, integrar y evaluar información; construir nuevos conocimientos a partir de textos electrónicos", algo "bastante distinto a hacerlo con textos impresos"(...)"no es tanto sobre tecnologías, sino más bien sobre las competencias cognitivas que hacen falta para el uso efectivo de la tecnología". (...)"Juzgar la relevancia y la corrección de una información (algo necesario para utilizar cosas como Google o Wikipedia), a diferencia del uso de una enciclopedia, donde la información ya está ordenada y se asume que es correcta"

Visto así no es de extrañar que la noticia nos provoque un grado de satisfacción manifiesto, no sólo por la relevancia que viene a adquirir la competencia digital sino fundamentalmente por el enfoque conferido a la alfabetización digital, subrayando el valor de la reconstrucción crítica de la información por parte del alumnado frente al dominio de las destrezas tecnológicas per se.

Ahora bien, ¿estaremos a la altura? ¿nuestra política de integración de las TIC ha puesto en marcha todos los mecanismos necesarios para que una mera declaración de intenciones, como se desprende de la liviana contemplación de la competencia digital en los objetivos de la LOE, pueda desarrollarse plenamente en la práctica educativa?

A este respecto, Jesús Jiménez, Inspector de Educación del Gobierno de Aragón junto a otros colaboradores en su artículo "Presencias y ausencias en la LOE" publicado en la revista Cuadernos de Pedagogía, nos mostraba algunas de las lagunas de nuestra normativa en esta materia que pueden dificultar un cambio efectivo en los procesos de e-a, clave fundamental para que conseguir un desarrollo adecuado de las competencias digitales del alumnado: "Seguramente hubiera sido de desear una mayor insistencia en la integración de las TIC en el currículum de Primaria y Secundaria, pues al plantearlas sólo en el campo de los objetivos se corre el riesgo de que el uso de esa nueva herramienta se quede en algo esporádico y ocasional" (...) no hubiera estado de más haber dado una señal sobre las nuevas formas de enseñanza y aprendizaje en la definición del proyecto educativo, para que fuesen los centros los que, en función de su autonomía, planteasen de una forma más concreta la utilización habitual de esa nuevas herramientas educativas en las aulas (...) falta una apuesta clara por el cambio del rol del profesorado(...)se insiste muy poco en los cambios metológicos (...) los perfiles de un nuevo profesor a penas se vislumbran en la LOE, que ha de comprometerse para asegurar, concluye el autor, las aptitudes necesarias para la sociedad del conocimiento y garantizar el acceso de tod@s a las tecnologías de la información y la comunicación".

Asimismo, Manuel Area, junto a Gros y Marzal, en su libro "Alfabetizaciones y tecnologías de la información y la comunicación" incide en la necesidad de asegurar un efectivo desarrollo de la normativa, pues "la formulación y legitimación de esta competencia en el currículum oficial es una condición necesaria pero no suficiente ya que los procesos de innovación de prácticas educativas en las aulas son complejos y su implementación requiere más elementos que su mera enunciación en los decretos ministeriales", subrayando estos autores al igual que Juana Sancho en su libro "Tecnologías para transformar la educación", la importancia de dotar de sentido educativo las experiencias de integración de las TIC, huyendo del vacío pedagógico que pueda suponer sustituir la tiza por la pizarra digital sin replantearnos la práctica educativa para mejorarla: parece que el uso de las herramientas continúa muy ligado a tareas individuales de una materia en cuestión sin que se trabaje de forma transversal, algo que explicita ese modelo tradicional que, por desgracia, persiste en nuestras aulas y ello necesariamente exige un cambio del rol docente.




¿Necesitamos esperar a que se publiquen los resultados del informe PISA para evaluar la eficacia de nuestra normativa en esta materia? ¿Dónde está esa evaluación entendida como un proceso, un feedback constante que revierta en la mejora de la práctica cotidana de integración de las TIC? ¿Se está evaluando cómo se desenvuelve la formación del profesorado en el peregrinaje hacia la era digital? ¿Promueve el Servicio de Inspección Educativa la mejora en la integración de las TIC, redireccionando sus tareas de supervisión y evaluación hacia la detección de necesidades y carencias formativas o continúa empeñándose en ejercer su sistema de control a través de engorrosos mecanismos que minan toda motivación hacia la innovación en las escuelas?

Sin un cambio en el enfoque de enseñanza-aprendizaje difícilmente conseguiremos un uso innovador de la tecnología que contribuya al logro de las competencias digitales del alumnado.

2 comentarios:

Eva dijo...

Magnífica reflexión Elia, gracias por publicarla.

Elia dijo...

Gracias,Eva. El tema es bastante preocupante, más aún con los tiempos que se avecinan. Sin querer ser tremendista, se necesita actuación YA.
Saludos