sábado, 24 de marzo de 2012

Mi valoración personal

No quería dejar pasar más tiempo sin compartir con vosotros algunas reflexiones a modo de valoración personal del curso “Los proyectos de trabajo” que acabamos de finalizar. Para ello voy a exponer algunas reflexiones, ideas, conclusiones extraídas especialmente a partir de vuestra evaluación.

El trabajo de un docente no es nada fácil y convertirse en un buen docente requiere tiempo. A menudo nos sentimos poco respetados y valorados, y el día a día se nos hace cuesta arriba. Es cierto que socialmente no tenemos la consideración y respetabilidad social que esta profesión merece. Y esto no nos ayuda a mantenernos siempre con la misma energía y entusiasmo. Decidir qué y cómo enseñar es un trabajo duro, a veces angustioso. No en pocas ocasiones provoca en algunos, pesimismo y negativismo, y la instalación de la queja como justificación. Aun así, me alegra haber conocido en esta formación buenos docentes que se preocupan profundamente por sus alumnos y por encontrar la mejor manera de que aprendan, docentes que mantienen la ilusión a pesar de las inseguridades y miedos pero decididos a aprender y ser mejores.

Una de las conclusiones extraidas es la necesidad de la conversación con compañeros para superar las dificultades. El trabajo se hace menos duro cuando se comparte con otros compañeros. Es la manera de no sentirse solos en sus clases y expresar nuestros miedos, dificultades y en otras ocasiones satisfacciones y aciertos. Los diálogos con otros docentes nos permiten solucionar dudas y mejorar nuestra práctica. Cada vez más la formación del profesorado debe facilitar espacios en las actividades formativas para que los docentes se reúnan y dialoguen.

El aprendizaje de otros compañeros es muy valorado, muchas veces más que de expertos no docentes. Los intercambios de experiencias, la posibilidad de conocer las prácticas de compañeros se consolida como una necesidad para aprender y superarnos como docentes. Las actividades formativas con espacios para intercambiar las prácticas, dificultades y dudas, y el uso de espacios virtuales para exponer las experiencias y narraciones de docentes deben ir dejando al margen a las formaciones exclusivamente transmisivas.

La escritura de los docentes, especialmente cuando es compartida con otros docentes es la mejor manera de reflexionar sobre nuestra práctica porque ayuda a mejorarla, a resolver las dudas y los problemas que tenemos. En este sentido las propuestas de narraciones para reflexionar, compartir las experiencias de clase y los análisis de las conversaciones de aula, y hacerlas públicas, son una acertada manera de abordar propuestas de formación que realmente ayuden a mejorar a los docentes.

Todos hemos tenido la experiencia de esos maestros, profesores que nos han marcado, que no nos consideraron simplemente alumnos a los que transmitir conocimientos sino que nos hicieron sentir personas e influyeron en nosotros para siempre. Estos son los buenos docentes que deben inspirarnos para ser cada vez mejores profesionales. En una de los relatos de docentes del libro “Seguir con entusiasmo” de Sonia Nieto, la profesora Karen Gelzinis escribe “Siempre he sabido que los docentes marcan la diferencia, una diferencia tremenda, y siempre he asumido muy seriamente la responsabilidad, pero pensarlo con estas palabras “Los docentes cambian vidas para siempre”, siempre, siempre…, realmente esto durante mucho tiempo es aterrador, este tipo de poder para poder usarlo cada día.” Me impactaron estas palabras y me hicieron consciente de que la docencia no es una profesión cualquiera, es mucho más, un poder, que nos obliga a ejercerla con una enorme responsabilidad.

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