martes, 17 de mayo de 2011

¿Cómo podemos saber cuántos son 25 metros de dinosaurio? Marta Martínez

Nuestro camino empezó al presentar una diapositiva en nuestra clase de 4 años en la que aparecía un dinosaurio con su altura y longitud comparándola con la de dos personas.


La foto sugirió muchas incógnitas ¿porqué la foto estaba en blanco y negro? ¿qué era eso del esqueleto? ¿tienen sangre los dinosaurios? ¿nosotros tenemos esqueleto y los dinosaurios huesos?... y entre ellas les pregunté ¿qué significan los números que aparecen en la parte inferior del dinosaurio?, ¿cómo podemos saber cuántos son 25 metros de dinosaurio?

Comenzamos a reflexionar sobre ello con otros temas que se entrelazaban como por ejemplo:
Cuando veíamos los dientes afilados de los dinosaurios salió la conversación de que los vampiros también sacan los dientes y chupan sangre.
¿Nosotros tenemos esqueleto o huesos? ¿por qué tenemos huesos? (porque comemos lentejas que tienen mucho hierro en los huesos, decía Fátima)

Pero estos temas los dejamos a parte para retomarlos en otro momento y reformular la pregunta de...¿cómo podemos saber cuántos son 25 metros de dinosaurio? Sorprendente fue la respuesta al encontrar en la conversación respuestas referidas a que lo podíamos saber contando 1,2,3...hasta 25; que con el peso nos podíamos “medir” cuando estábamos malitos y que el termómetro también servía. Incluso apareció en la conversación el tema del metro como medio de transporte.

Pero no sé porqué me centré más en el peso, dejando a un lado el termómetro como elemento de análisis. Así que, tras la propuesta de un niño de la clase de traerse un peso para pesarnos, discutimos si lo que estábamos haciendo era pesarnos o medirnos cuando nos subíamos al peso de Alejandro. Eran interesantísimas las aportaciones de todos, porque intentábamos definir qué significaba medir y pesar ¿era lo mismo? No estaba claro, pero lo que sí ha sido enriquecedor es la puesta en común de lo que cada uno/a entendía por peso y metro.

Así, nos fuimos pesando y midiendo a nosotros mismos y a objetos de la clase, elaborando un mural en el que quedaba reflejado para poder compararlo con nuestros registros a final de curso o incluso para el año que viene. También presenté diferentes tipos de pesos (básculas) y metros para compararlos.





Enlazando con el tema, una niña de la clase comentó que su padre sabía mucho de dinosaurios y se nos ocurrió invitarle para que viniera y nos contara qué conocía él y si nos podía ayudar en saber nuestro enigma. Nos enseñó fotos y propuso que podíamos saber cuánto era 25 metros de dinosaurio si nos tendíamos en el suelo y nos medíamos todos juntos. La verdad es que ahora me doy cuenta de que no se les debería haber dado la respuesta sin indagar más, pero bueno, también aprendimos a escuchar otras voces.

Un tema muy interesante que no supe cómo abordar fue la preparación a la exposición de Dinopétrea para ver los dinosaurios, en el sentido de que les pregunté que dónde estaba la exposición con la intención de introducir el mapa de Sevilla. Resulta que propusieron comprar un mapa, preguntárselo a los padres de un niño de la clase que ya había ido y también hacerlo nosotros en la clase.


Pero al final lo vimos en el proyector de la biblioteca y estuvimos analizándolo, qué es lo que veíamos, qué nos íbamos a encontrar por el camino... a la vuelta no seguimos con el estudio del mapa ya que se nos juntó la actividad del encuentro con Tonucci y lo teníamos que preparar.

Se han quedado cosas en el tintero que retomaremos en algún momento y que ellos mismos van enlazando, que rescataremos ahora que estamos tratando Roma y que se nos plantea el saber dónde está Roma (con la suerte de que un niño ha estado allí), también hemos ido aprendiendo a hacer preguntas, a buscar respuestas pero con la mirada puesta en el cómo nos sentimos y cómo lo vivimos.

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