Las sesiones que tuvimos con Fernando y Antonia me hacen llegar a varias conclusiones que expongo a modo de reflexión.
Me tranquiliza mucho coincidir con los compañeros en las inquietudes que ponemos en común. Empiezo a entender un poquito más en qué consiste esta nueva manera de enseñanza aprendizaje y descubro que, ante todo, los docentes debemos desaprender muchas de las prácticas llevadas a cabo hasta ahora. En principio, tenemos que procurar desapegarnos de los libros de texto que siempre han encorsetado nuestra práctica docente.
Me llega de manera especial lo que Fernando nos transmite como “cambiar el vínculo con los alumnos” o como bien dice Antonia “sentir que puedo fiarme de ti y tú de mí”. En base a esa confianza, los alumnos pueden sentirse tranquilos y seguros a la hora de expresar opiniones, ideas y dudas. Y lo más importante: conseguir que cada uno de ellos aprenda a respetar lo que digan los demás, con aciertos y errores, actitud que es imprescindible inculcar a nuestros alumnos para la convivencia en sociedad. Ese vínculo es fundamental a la hora de entretejer las relaciones en el aula y para ello tenemos que cambiar nuestra posición: saber que los alumnos son portadores de saber, que aprendemos todos de cada uno de los que estamos en el aula y que tenemos que estar atentos a lo que sucede en nuestra clase, muy atentos a lo que los alumnos hablen y mantener una escucha activa. Estar dispuestos a aprender nosotros también. Sé que para eso, como ya expuse en la primera tarea que hicimos, tengo que enfrentarme a mis miedos y a mis inseguridades, y sobre todo no perder de vista la perspectiva de que el aula es un encuentro con situaciones de enseñanza aprendizaje que no tienen por qué estar contempladas, recogidas o preparadas en mi cartera. Este es uno de los compromisos más claros que me he fijado en mi práctica diaria.
Me gustaría conseguir un clima abierto y distendido, en el que el aula fuera un espacio de investigación y en el que se aprendiera como forma de relación.
COMPROMISOS:
-Al igual que los niños, construir mi propio aprendizaje y caminar junto a ellos.
-Poner en común con los compañeros docentes, las prácticas realizadas en el aula para fomentar así la creatividad pedagógica.
-Escuchar a los niños de manera activa e interesada. Atender todas las intervenciones que los alumnos aporten en clase.
-Abrir el aula a otras personas especialistas que puedan enriquecer la práctica docente.
-Renunciar a llevarlo todo programado, contemplado o recogido, sin querer salir del guión. Reconocer y aprovechar situaciones de aprendizaje muy valiosas y que se presenten sin estar programadas.
-Intentar hacer del aula “un centro de investigación” como expuso Fernando en su ponencia. Buscar y preparar preguntas interesantes que puedan ayudar a entretejer el saber de manera interdisciplinar.
-Seguir formándome en el trabajo por proyectos.
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