COMENTARIO DE TEXTO EN RELACIÓN A LA PROPIA PRÁCTICA EDUCATIVA. Artículo: (Marisol Anguita, Fernando Hernández, Montse Ventura). Los proyectos de relaciones y saberes. Cuadernos de Pedagogía” nº 400, Abril 2010.
Es verdad, que los “proyectos de trabajo”, empiezan a entrar en vigor cuando el libro de texto deja de ser el instrumento principal que guía todo el proceso educativo, a causa de que se empiezan a escuchar los intereses, preocupaciones, dudas e interrogantes de los niños y niñas de la aulas de Infantil, siendo coherentes con sus aportaciones e intereses que marcan nuestro ritmo de trabajo y el camino por el que se debe extender el tema empezado por la profesora.
Encontramos todavía, en muchas aulas: fichas, fichas, fichas, que acomoda al profesorado en una metodología difícilmente abierta al cambio y que prohíbe al alumn@, ver más allá de lo programado.
Los que empiezan a optar por los “proyectos de trabajo”, pueden que pensar que estos cambios metodológicos, se centran solo en el alumnado, pero poco a poco, es verdad, que repercute en nuestra forma de enseñar y, nuestra forma de ser profesional y personal.
Haciendo irreversible el volver atrás, a pesar del trabajo y esfuerzo que lleva este método, que es lo que normalmente echa para atrás a aquell@s profesionales de la enseñanza, que oyen de hablar de este método y, aún no se han arriesgado a probar en sus aulas.
Las personas que apostamos por esta metodología, tenemos el reto de repensar continuamente y, nos damos cuenta que en las preguntas que formulamos, salen respuestas con contenidos muchos más amplios de lo que de la propia pregunta se espera y, que no hay edad para aprender hasta lo que un@ quiera, solo interés y curiosidad por satisfacer nuestras dudas y cuestiones con un@ mism@, que nos hace crecer en la vida y nuestr@s compañer@s con nosotr@s también.
En esas respuestas, salen: creencias religiosas (p.ej.: ¿por qué no nieva en Sevilla?: porque así lo ha hecho Dios), científicas (p.ej: la hoja se cae del árbol, porque pesa poco), etc.
A lo largo del tiempo, es verdad, que cada vez más se tratan problemáticas relacionadas con el mundo en el que vivimos, ya que son las que verdaderamente preocupan, interesan y conmueven al alumnado (p.ej:¿por qué llueve tanto en Sevilla?)
Este proyecto de vida de aula, se convierte en un tejido global que crea la necesidad de narrar la experiencia de vida de todos sus protagonistas de manera que permita recoger sus modos de ser y, así sucede cuando se entabla un debate entorno a un tema en clase y los alumn@s, personalizan las respuestas en sus propias vidas, (p.ej: ¿que es el granizo?, son pequeñas bolas de nieve dura, que caen con fuerza, yo lo vi por la ventana, le estaba dando fuerte, fuerte a los coches de la calle).
Las narraciones de un@s y otr@s, relata cómo opera la vida, permitiendo que se proyecte en el viaje social que van realizando conjuntamente, es decir, las opiniones de un@s y otr@s se complementan (… si, en mi pueblo, también hubo granizo el otro día, las bolitas se resbalan).
El rol de la maestra, en este viaje, es acompañar a los niños y las niñas, brindándoles posibilidades y señalando los nudos que van enlazando la trama que teje una narración hecha de deseos, interrogantes y ganas de comprender y de ser ciudadanos críticos que habitan en este mundo. (Por ej.:¿qué son los medios de comunicación? ¿para qué sirven? ¿cúales usamos más? ¿en qué parte del día? ¿quién lo usa?, etc).
Mi experiencia me dice que, una simple pregunta, mientras más abierta y general, ¡mejor!, porque da pie a mucha información que trae nuestros alumn@s, que no iba incluida en la misma pregunta, acogemos así, como dice la autora: esas voces que la cuestionan y la hacen explorar otras rutas desconocidas, propuestas por ellos mismos\ as.
Como sigue diciendo la autora: una conversación cultural que sirve de puente entre el sentido de ser de los aprendices (¿de dónde viene cada un@), el entorno de aprendizaje (el aula) y la conexión que se establece con lo que se aprende (aprendizaje significativo). Por eso, aprender es una experiencia afectiva, no sólo una cuestión cognitiva.
Para terminar este comentario de texto, estoy totalmente de acuerdo cuando la autora, nos dice, que hace falta levantar otra escuela: donde no se viva con la obsesión de programar actividades (y seguirlas a pies juntillas, actividades que fueron programadas sin conocer la “opinión" del alumn@) sino de construir experiencias (que estén reflejadas en todos los temas a tratar), permitiendo explorar relaciones complejas con los saberes, los otr@s y nosotr@s mism@s.
Finalmente esperamos haber comunicado que: la narrativa de la escuela (de hoy) debe ser un escenario donde tod@s encuentren su lugar para aprender y proyectar su deseo de ser y conocer para transformar la realidad.
Es verdad, que los “proyectos de trabajo”, empiezan a entrar en vigor cuando el libro de texto deja de ser el instrumento principal que guía todo el proceso educativo, a causa de que se empiezan a escuchar los intereses, preocupaciones, dudas e interrogantes de los niños y niñas de la aulas de Infantil, siendo coherentes con sus aportaciones e intereses que marcan nuestro ritmo de trabajo y el camino por el que se debe extender el tema empezado por la profesora.
Encontramos todavía, en muchas aulas: fichas, fichas, fichas, que acomoda al profesorado en una metodología difícilmente abierta al cambio y que prohíbe al alumn@, ver más allá de lo programado.
Los que empiezan a optar por los “proyectos de trabajo”, pueden que pensar que estos cambios metodológicos, se centran solo en el alumnado, pero poco a poco, es verdad, que repercute en nuestra forma de enseñar y, nuestra forma de ser profesional y personal.
Haciendo irreversible el volver atrás, a pesar del trabajo y esfuerzo que lleva este método, que es lo que normalmente echa para atrás a aquell@s profesionales de la enseñanza, que oyen de hablar de este método y, aún no se han arriesgado a probar en sus aulas.
Las personas que apostamos por esta metodología, tenemos el reto de repensar continuamente y, nos damos cuenta que en las preguntas que formulamos, salen respuestas con contenidos muchos más amplios de lo que de la propia pregunta se espera y, que no hay edad para aprender hasta lo que un@ quiera, solo interés y curiosidad por satisfacer nuestras dudas y cuestiones con un@ mism@, que nos hace crecer en la vida y nuestr@s compañer@s con nosotr@s también.
En esas respuestas, salen: creencias religiosas (p.ej.: ¿por qué no nieva en Sevilla?: porque así lo ha hecho Dios), científicas (p.ej: la hoja se cae del árbol, porque pesa poco), etc.
A lo largo del tiempo, es verdad, que cada vez más se tratan problemáticas relacionadas con el mundo en el que vivimos, ya que son las que verdaderamente preocupan, interesan y conmueven al alumnado (p.ej:¿por qué llueve tanto en Sevilla?)
Este proyecto de vida de aula, se convierte en un tejido global que crea la necesidad de narrar la experiencia de vida de todos sus protagonistas de manera que permita recoger sus modos de ser y, así sucede cuando se entabla un debate entorno a un tema en clase y los alumn@s, personalizan las respuestas en sus propias vidas, (p.ej: ¿que es el granizo?, son pequeñas bolas de nieve dura, que caen con fuerza, yo lo vi por la ventana, le estaba dando fuerte, fuerte a los coches de la calle).
Las narraciones de un@s y otr@s, relata cómo opera la vida, permitiendo que se proyecte en el viaje social que van realizando conjuntamente, es decir, las opiniones de un@s y otr@s se complementan (… si, en mi pueblo, también hubo granizo el otro día, las bolitas se resbalan).
El rol de la maestra, en este viaje, es acompañar a los niños y las niñas, brindándoles posibilidades y señalando los nudos que van enlazando la trama que teje una narración hecha de deseos, interrogantes y ganas de comprender y de ser ciudadanos críticos que habitan en este mundo. (Por ej.:¿qué son los medios de comunicación? ¿para qué sirven? ¿cúales usamos más? ¿en qué parte del día? ¿quién lo usa?, etc).
Mi experiencia me dice que, una simple pregunta, mientras más abierta y general, ¡mejor!, porque da pie a mucha información que trae nuestros alumn@s, que no iba incluida en la misma pregunta, acogemos así, como dice la autora: esas voces que la cuestionan y la hacen explorar otras rutas desconocidas, propuestas por ellos mismos\ as.
Como sigue diciendo la autora: una conversación cultural que sirve de puente entre el sentido de ser de los aprendices (¿de dónde viene cada un@), el entorno de aprendizaje (el aula) y la conexión que se establece con lo que se aprende (aprendizaje significativo). Por eso, aprender es una experiencia afectiva, no sólo una cuestión cognitiva.
Para terminar este comentario de texto, estoy totalmente de acuerdo cuando la autora, nos dice, que hace falta levantar otra escuela: donde no se viva con la obsesión de programar actividades (y seguirlas a pies juntillas, actividades que fueron programadas sin conocer la “opinión" del alumn@) sino de construir experiencias (que estén reflejadas en todos los temas a tratar), permitiendo explorar relaciones complejas con los saberes, los otr@s y nosotr@s mism@s.
Finalmente esperamos haber comunicado que: la narrativa de la escuela (de hoy) debe ser un escenario donde tod@s encuentren su lugar para aprender y proyectar su deseo de ser y conocer para transformar la realidad.
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