lunes, 16 de enero de 2012

¿Qué maestro y maestra queremos ser? Ana Zapata Mumpao.

Nunca me había hecho esta pregunta, había tenido claro qué maestra no quería ser, pero nunca había perfilado la que sí quería ser. Me imagino que habrá sido porque una maestra debe estar constantemente formándose y sometida a cambios que mejoran su tarea como tal. Como principales características y sin detenerme a reflexionar sobre lo leído, me gustaría ser una maestra con vocación durante todo el tiempo que esté ejerciendo, creo que es el motor que impulsa el que nuestro trabajo esté mejor o peor hecho, el que seamos receptivas a las voces de los niños, el que estemos abiertas a cambios que mejoren nuestra actividad diaria, el que podamos motivar a todos los que están diariamente con nosotros y caminan a nuestro lado conociendo y viviendo todo lo que se haga en nuestras aulas. Otra característica es que debemos estar en continua formación, no debemos llegar a pensar que ya lo sabemos todo, cuando llegamos a hacer algo bien, llega el momento de empezar un nuevo camino y seguir formándose, no he estado nunca de acuerdo con la frase “…siempre se ha hecho así y ha funcionado”, creo que cada trabajo tiene su momento y hay que estar en constante desarrollo y adaptándose a la sociedad y circunstancia que nos esté tocando vivir. También creo que debemos seguir conservando el entusiasmo de los niños, tenemos mucho que aprender de ellos, de sus ganas de saber, de su curiosidad por todo lo que les provoque un reto, de su ganas de disfrutar con lo que hacen, de compartir con sus compañeros sus dudas, miedos, saberes…
Partiendo de aquí y teniendo estas características como base importante, me marcaría objetivos más concretos que me ayuden a ser una maestra que siembra en sus alumnos la curiosidad por conocer, las ganas de compartir, de trabajar, de relacionar, de transmitir, el gusto por disfrutar con lo que hacen y con quién lo hacen, que sean críticos, respetuosos con otros puntos de vistas…
Para todo ello creo que debo ser una maestra que comparta mis vivencias y sentimientos con ellos y darle la posibilidad de que ellos compartan las suyas con los demás, crear un grupo en el que ellos se sientan aceptados, escuchados, queridos. Me gusta facilitar los momentos de diálogos y que estos sean el motor de la clase, crear momentos de dudas que abran nuevos caminos de investigación y aprendizaje. También que deje espacios para que las cosas sucedan, que me entusiasme con el camino que emprendamos y con la meta a la que lleguemos.
Algo que me gustaría tener siempre muy presente es la frase que dijo Fernando “Escuchar a los niños lo que nos dicen y desde dónde nos lo dicen”, tenemos siempre muy presente el que somos maestros y desde ahí actuamos, debemos ponernos en el lugar de los niños, en sus situaciones, puntos de vistas y ponernos a su nivel para entenderlos más y acompañarlos de una manera más cercana, mano a mano. Como se ha dicho en este curso: “No se separa a quien aprende y enseña”.

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