Llevo doce años trabajando con alumnos de las mismas edades ( Primer Ciclo de Primaria) y confieso que siempre me ha interesado bastante la atención a la diversidad en la escuela, ya que entiendo, creo y respeto las diferencias individuales entre las personas. Cuando pensaba en la idea de la atención a la diversidad, tendía a pensar exclusivamente en aquellos alumnos que tenían necesidades educativas especiales y…¡qué equivocada estaba!
Hace casi dos años que cambié de centro de trabajo, hemos empezado a formarnos en un enfoque constructivista y ha sido entonces, al ir formándome, cuando he empezado a ver el sentido verdadero de mi idea sobre la enseñanza. Durante mis últimos años había empezado a sentir hastío, ya que estaba tan habituada a trabajar de la misma manera, que empezaba a aburrirme, cosa que me preocupaba y empecé a notar que no llegaba a clase con la ilusión y la motivación como lo había hecho siempre.
Ahora, todo es distinto, esa sensación ha desaparecido en mí, apuesto y puedo apostar (ya no me condicionan las editoriales) por: un aula donde haya un clima de confianza donde no importa equivocarse, porque no hay respuestas correctas o incorrectas, sino más o menos útiles. Por una escuela de participación, de motivación, de esfuerzo personal y grupal, de respeto ante las opiniones de los demás, de la escucha y la conversación. Esa conversación activa que siempre he anhelado en mis clases y he visto muchas veces relegada a un segundo plano por falta de tiempo o una programación exhaustiva. Echaba de menos un aula donde se tocaran temas diferentes, no siempre los mismos, que conectaran con los intereses de los alumnos/as para que así el aprendizaje fuera cada vez más significativo y que no sólo sirvieran para motivar a mis alumnos sino también a mí misma.
Ahora trabajo y me esfuerzo día a día para formar alumnos competentes e inteligentes. Preparándolos para que sean lo más competentes posible en una sociedad actual, no anquilosada y, por consiguiente, intentando en el grado que pueda, estimular, en la medida de lo posible, sus inteligencias múltiples.
Ya lo decía HOWARD GARDNER (1987): "Todos somos diferentes, en gran parte porque todos tenemos distintas combinaciones de inteligencias. Si lo reconocemos, creo que por lo menos tendremos una mejor oportunidad para manejar de manera adecuada los muchos problemas que nos enfrentan en el mundo".
Es por ello, por lo que creo haber encontrado el verdadero sentido de aquella atención a la diversidad de la que tantas y tantas veces había escuchado hablar. Ahora mediante las conversaciones diarias con mis alumnos, se ponen de manifiesto aspectos individuales como: los miedos, preocupaciones, gustos, intereses, ideas creativas…de forma más espontánea y continua que se podían producir cuando trabajaba mediante la enseñanza tradicional todos estos años.
Ahora no sólo hablo yo, HABLAMOS TODOS, no sólo aprenden, TAMBIÉN APRENDO YO, no soy sólo yo la que piensa en soluciones y actividades, ELLOS PROPONEN Y DECIDEN, investigamos todos…es muy enriquecedor y motivador para todos y he vuelto a recuperar la ilusión que estaba perdiendo, porque es apasionante el sentir que tu aula es cada vez más un espacio de oportunidades, un espacio abierto, un espacio donde el interés es el pilar fundamental y la crítica, mi mejor aprendizaje, un auténtico espacio por descubrir entre todos.
Después de leer los textos y reflexionar sobre ellos tomo conciencia de la dificultad que encierra el verdadero concepto de conversación en el aula. Es un aspecto que tengo que seguir trabajando, me cuesta trabajo. Aún me queda un largo camino por recorrer, soy consciente de que acabo de empezar, pero no tengo prisa ni preocupación por equivocarme, porque sé que en los errores encontraré el camino que me llevará a ir aprendiendo.
Hace casi dos años que cambié de centro de trabajo, hemos empezado a formarnos en un enfoque constructivista y ha sido entonces, al ir formándome, cuando he empezado a ver el sentido verdadero de mi idea sobre la enseñanza. Durante mis últimos años había empezado a sentir hastío, ya que estaba tan habituada a trabajar de la misma manera, que empezaba a aburrirme, cosa que me preocupaba y empecé a notar que no llegaba a clase con la ilusión y la motivación como lo había hecho siempre.
Ahora, todo es distinto, esa sensación ha desaparecido en mí, apuesto y puedo apostar (ya no me condicionan las editoriales) por: un aula donde haya un clima de confianza donde no importa equivocarse, porque no hay respuestas correctas o incorrectas, sino más o menos útiles. Por una escuela de participación, de motivación, de esfuerzo personal y grupal, de respeto ante las opiniones de los demás, de la escucha y la conversación. Esa conversación activa que siempre he anhelado en mis clases y he visto muchas veces relegada a un segundo plano por falta de tiempo o una programación exhaustiva. Echaba de menos un aula donde se tocaran temas diferentes, no siempre los mismos, que conectaran con los intereses de los alumnos/as para que así el aprendizaje fuera cada vez más significativo y que no sólo sirvieran para motivar a mis alumnos sino también a mí misma.
Ahora trabajo y me esfuerzo día a día para formar alumnos competentes e inteligentes. Preparándolos para que sean lo más competentes posible en una sociedad actual, no anquilosada y, por consiguiente, intentando en el grado que pueda, estimular, en la medida de lo posible, sus inteligencias múltiples.
Ya lo decía HOWARD GARDNER (1987): "Todos somos diferentes, en gran parte porque todos tenemos distintas combinaciones de inteligencias. Si lo reconocemos, creo que por lo menos tendremos una mejor oportunidad para manejar de manera adecuada los muchos problemas que nos enfrentan en el mundo".
Es por ello, por lo que creo haber encontrado el verdadero sentido de aquella atención a la diversidad de la que tantas y tantas veces había escuchado hablar. Ahora mediante las conversaciones diarias con mis alumnos, se ponen de manifiesto aspectos individuales como: los miedos, preocupaciones, gustos, intereses, ideas creativas…de forma más espontánea y continua que se podían producir cuando trabajaba mediante la enseñanza tradicional todos estos años.
Ahora no sólo hablo yo, HABLAMOS TODOS, no sólo aprenden, TAMBIÉN APRENDO YO, no soy sólo yo la que piensa en soluciones y actividades, ELLOS PROPONEN Y DECIDEN, investigamos todos…es muy enriquecedor y motivador para todos y he vuelto a recuperar la ilusión que estaba perdiendo, porque es apasionante el sentir que tu aula es cada vez más un espacio de oportunidades, un espacio abierto, un espacio donde el interés es el pilar fundamental y la crítica, mi mejor aprendizaje, un auténtico espacio por descubrir entre todos.
Después de leer los textos y reflexionar sobre ellos tomo conciencia de la dificultad que encierra el verdadero concepto de conversación en el aula. Es un aspecto que tengo que seguir trabajando, me cuesta trabajo. Aún me queda un largo camino por recorrer, soy consciente de que acabo de empezar, pero no tengo prisa ni preocupación por equivocarme, porque sé que en los errores encontraré el camino que me llevará a ir aprendiendo.
2 comentarios:
Me alegra mucho que estes tan motivada. No hay aprendizaje sin emoción y el primero que debe sentirlo es el maestro/a.
Me hubiese encantado encontrar una profe como tú para mis niños.
Soy Cristina H. del colegio Nuestra Señora del Rosario, allí el aprendizaje era totalmente distinto... un abrazo me encantaría hablar contigo
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